El Establishment ya trabaja incansablemente en reuniones oscuras de despacho y espacios privilegiados y llamadas entre personalidades para darle una solución a la proximidad del Brexit, pues si no hay un cambio, el próximo día 30 de marzo Reino Unido dejará de pertenecer a la Unión Europea.
¿Qué es la Unión Europea y en qué consiste el Brexit?
La Unión Europea es una organización supranacional fundamentalmente económica, basta con repasar los orígenes fundacionales de la misma (CECA, Comunidad Europea del Carbón y el Acero), que ha fracaso en su intento de constituirse, con las diversas posibilidades de organización territorial, en unos Estados Unidos de Europa: integración jurídica, fiscal, militar, policial, cultural, sanitaria o educativa. La Unión Europea quedó reducida a lo realmente importante para el capital, lo económico: libre circulación de mercancías, trabajadores, servicios y capitales.
Desde que se produjera el referéndum del Brexit, junio de 2016, el Gobierno británico ha estado negociando con la Unión Europea cómo materializar la separación hasta que en noviembre del año pasado, 2018, llegó a un acuerdo que debería haber sido llevado al Parlamento británico a mediados de diciembre. Las expectativas eran tan pésimas entonces que se retrasó el refrendo hasta mediados de enero de 2019. Pero nada evitó el fiasco: el Parlamento británico lo rechazó de plano.
El acuerdo alcanzado
El acuerdo alcanzado por Theresa May con los líderes europeos constó de 585 páginas en las que se redactaron 185 artículos, multitud de anexos y tres protocolos (Irlanda, Gibraltar y Chipre), de los que cabría reseñar que los británicos deberán pagar 50.000 millones de euros, reconocer los derechos de 3,5 millones de europeos en las islas británicas y someterse a la normativa comunitaria, como mínimo, hasta finales de 2020. Sin embargo, según el mencionado acuerdo, el Reino Unido seguiría presente en el mercado europeo —lo esencial para el negocio— y mantendría su colaboración en política exterior, defensa y asuntos jurídicos.
Cabe destacar que, de todas las opciones posibles, ninguna supone quebradero de cabeza excesivo al capital. Ni siquiera el Brexit duro, una ruptura de todos los acuerdos de un día para otro, pues el mercado a nivel mundial se regularía de una u otra manera (se organiza un tratado de libre comercio y asunto resuelto). Aunque es evidente que las presiones se dirigen hacia un Brexit blando o, lo que es lo mismo, una camuflada permanencia británica en la Unión Europea. De hecho, muy parecido al Brexit acordado.
Pero ¿por qué el acuerdo rechazado por el Parlamento británico contempla la colaboración en política exterior y defensa si Europa no conforma una unión en este sentido?
Reino Unido, clave para el control de Europa
Desde que el Brexit apareció en el horizonte como una realidad se han multiplicado las voces en Europa reclamando la creación de un Ejército europeo común, siendo las más importantes las de Angela Merkel y Enmanuel Macron. El corazón de Europa. Todos coinciden: si Europa quiere independizarse de Estados Unidos y ser un actor geopolítico debe necesariamente tener un Ejército propio. De hecho, fue a finales de 2017 cuando 23 países europeos se comprometieron a una cooperación estructurada permanente en el ámbito de Defensa. La semilla de un Ejército.
Que esta iniciativa haya sido abordada en 2017 y 2018, coincidiendo con la negociación de la salida británica de Europa, puede deberse a varios motivos. En absoluto consecuencia de la casualidad. En primer lugar, la creación de un Ejército comunitario que convirtiera a Europa en un actor geopolítico podría haber sido usado como herramienta de presión en las negociaciones con el Brexit, pues Reino Unido ha sido el principal obstáculo para la creación del mismo.
"Es verdad que Reino Unido desde diferentes puntos de vista siempre paralizaba en cierta medida el desarrollo de una Europa de la Defensa porque pensaba que podía ser contradictorio con la pertenencia a la OTAN. Pero la UE y la OTAN son perfectamente capaces de trabajar conjuntamente y aprovechar las capacidades que tienen ambas organizaciones, una más militar y otra que mira lo militar pero también el ámbito cooperativo, de desarrollo, del mantenimiento de la paz una vez resueltos los problemas militares. En ese sentido podemos colaborar conjuntamente. Reino Unido no lo veía así y en ese sentido el Brexit ha sido un acicate al desarrollo de la Europa de la Defensa. Sin embargo, estoy convencida de que Reino Unido va a querer participar en la Europa de la Defensa si bien como un tercer Estado, no ya como Estado miembro, y no veo por qué no podría hacerlo" (María Dolores de Cospedal, exministra de Defensa de España, en enero de 2018, siendo ministra).
¿Por qué? Básicamente porque los británicos se encuentran integrados en la OTAN en una posición privilegiada, como lugarteniente de los Estados Unidos, y tenían mucha influencia en las decisiones militares que ha tomado Europa hasta la fecha. Hasta el punto, como vemos, de ser acusado Reino Unido por la exministra de Defensa española de impedir la creación del Ejército europeo.
Por otra parte, la creación de un Ejército europeo obligaría a los británicos a decantarse por uno de los costados del Atlántico y le dejaría, en cualquier caso, en posición marginal y fronteriza. Justo lo opuesto a la situación actual en la que la subordinación europea le otorga una posición central y predominante: vocal norteamericano en Europa y enlace entre ambos extremos del océano.
Más allá de un posible órdago negociador, puede efectivamente existir una verdadera intención de llevar la Unión Europea más allá, especialmente por las tensiones norte-sur, económicas, y este-oeste, ideológicas. Crear un Ejército único y participar geopolíticamente en el mundo puede ser un elemento definitivo a la hora de construir una —actualmente inexistente— identidad europea.
Por todo ello, tanto en la letra pequeña del Brexit (colaboración en política exterior y defensa) como en las declaraciones de la exministra de Defensa española ("estoy convencida de que Reino Unido va a querer participar en la Europa de la Defensa"), se percibe que con Brexit duro, Brexit blando, pseudo-Brexit, no-Brexit, Brexit B y todas las variantes posibles Reino Unido participará militarmente de lo que se desarrolle en Europa.
¿Por qué es tan importante para Reino Unido estar en la organización militar europea si ya participa de la OTAN?
En primer lugar, cabe destacar el ya mencionado elemento de control que supone la presencia de los británicos en los proyectos militares europeos tanto para Estados Unidos como para la propia OTAN. No olvidemos que la potenciación militar de Europa puede convertir a la OTAN en una herramienta redundante e incluso marginal, aunque la capacidad de supervivencia y mutación de la organización es innegable: la OTAN empezó a enfrentarse contra su esencia en los años noventa, cambiando de enemigo, y ahora parece decidida a hacer lo mismo con sus propias siglas al abrir la puerta a países latinoamericanos. En este escenario, los británicos bien podrían ser un buen caballo de Troya, pero lo que son seguro es un elemento de control de un enorme valor.
En segundo lugar, vivimos unos tiempos de incertidumbre y cambio de poderes a nivel planetario, y como los buenos espías, los británicos podrían convertirse en espías dobles. Es decir, si el proyecto de Ejército europeo finalmente se confirmara podrían pasar de sabotearlo activamente a participar de él sinceramente. No hay motivo para descartarlo.
Puede que este cisma se convierta en el revulsivo que los europeos necesitan para conformar una verdadera Unión Europea.